La vida descrita en 5 minutos le pareció una insensatez, pero intentó ser lo más escueta y breve posible y aún sí se alargó hasta aproximadamente unos 7 minutos. No se acuerda de su padre ya que destacó que era muy pequeña cuando lo mataron, su madre siempre fue un ejemplo a seguir, una mujer luchadora y muy trabajadora que tuvo que salir de las penurias con 4 bocas a las que alimentar y un sólo sueldo, sin ayuda. Ella es la pequeña de los 4 hermanos, Charo, Virtud, Tony y ella. Sus hermanos ejercieron el labor de «madre» de aquella época, ya que ella nunca estaba en casa por su trabajo que la mantenía ausente durante todas las horas del día. Fue una época dura que recordará como la clave de lo que ha día de hoy es, echando la vista atrás no cambiaría nada de lo vivido que siempre fue un arma de aprendizaje y superación.
La Guerra Civil no fue traumática, no se acuerda, pero la posguerra fue complicada y quizás no realizó toda aquella actividad que le hubiera gustado si los acontecimientos y circunstancias que le rodeaban se hubieran dado de otra forma. Se siente privilegiada por haber podido recibir una educación y por haber podido disfrutar de la danza, de los juegos en la calle con los niños y niñas de su barrio y por haber sido feliz.
Fue a la escuela francesa por lo que su francés y lo que queda de él es muy bueno. Sus amigas del colegio las recuerda con mucho cariño, siempre habla con un brillo diferente de sus amigas las que salen en el libro «El tiempo entre costuras».
Le encantaba bailar ballet y es lo que siempre le ha mantenido físicamente activa y fuerte, destacando su esbelta figura desde joven hasta bien entrada en la vejez. Destaca que ya «no vale pa’ na'», pero ella sigue haciendo su ejercicio en casa y ha conseguido durante el confinamiento mejorar su capacidad del corazón de un 37% a un 65%, contando con un corazón como si fuera una mujer de 70 años, lo cuenta muy contenta.
En su infancia no escuchaba mucha música debido a los recursos que tenían, sólo contaba con la que le ponían en las clases de ballet, música clásica, le ayudaba a evadirse, sentirse ella misma y disfrutar de lo que hacía, por eso la recuerda con bastante cariño. Hoy en día nos pide mucho que le pongamos Raphael, le encanta. Y la memoria ya le falla en ese aspecto ya que menciona que no fue algo característico en su vida debido a los medios que tenían.
En cuanto a actividad física sólo recuerda su vida como bailarina de ballet y los juegos en la calle con sus amigos, cuenta que nunca fue parte de un equipo de ningún deporte pero también destaca que le encantaba (y le encanta) darse baños en el mar y nadar en aquellas playas de Tánger tan hermosas, con la arena dorada y que ha podido seguir disfrutando todos los veranos porque contamos con una casa en Tarifa que es el espejismo de las playas de Tánger.
Ha disfrutado mucho recordando estos momentos, se ha emocionado y sentido muy a gusto, también, echando la vista atrás se pone un tanto melancólica, ya no queda nadie de su quinta a su alrededor, pero se siente querida y disfruta de la familia joven, de los hijos, nietos y bisnietos que están llegando y se siente muy afortunada. Con esto del Covid-19, aparte de que la vida parece haberle dado una empujón con la mejoría del corazón, siente que el mundo está involucionando y que es una nueva manera de crear guerra, una guerra en la que está muriendo gente y son los poderosos los que tienen el control, mirando por ellos mismos y no por su sociedad y por el bienestar de su pueblo. Además destaca la insensatez y la ignorancia de los jóvenes por no respetar nada, sabiendo que sus vidas posiblemente no son las que corren peligro pero si la de sus mayores y gente de riesgo que verdaderamente son importantes para ellos.